“Santos dejó en libertad a este delincuente de las FARC”, titula el portal Oiganoticias. Sin embargo, dentro de la nota sólo hay tres fotos (una de Granda, una del político peruano Vladimiro Montesinos y otra de un fusil) acompañadas por un texto.
En el texto se dice que “el terrorista Rodrigo Granda Restrepo, alias Ricardo Téllez, fue acusado de tener vínculos y negocios con Vladimiro Montesinos, el ex asesor presidencial de Perú y quien está actualmente condenado a una pena de 20 años de prisión por traficar armas para las Farc”.
En efecto, Montesinos está condenado por vender armas a las Farc y Rodrigo Granda fue señalado como su contacto. Pero, al analizar el contexto del titular de la noticia, encontramos que es engañoso.
Granda fue arrestado en Venezuela en 2004 en una polémica operación que generó un lío diplomático. Pero en 2007 fue liberado por el entonces presidente Álvaro Uribe, quien lo nombró “gestor de paz” en las negociaciones para la liberación de Ingrid Betancourt.
En 2012, Uribe aseguró en una entrevista con Blu Radio, reproducida por El Espectador, que él liberó a Granda por petición del entonces presidente francés Nicolás Sarkozy.
El mismo Uribe, en 2015, reconoció que su gobierno alcanzó “a liberar 120, 130” miembros de las Farc (con la condición de que no volvieran a delinquir) y que uno de ellos fue Granda (con la condición de que fuera gestor de paz).
De todas maneras, en 2008 el gobierno de Uribe le pidió a la Interpol emitir una circular roja por la recaptura del jefe guerrillero. Según El Espectador, en ese entonces, el vicepresidente Francisco Santos dijo que “el Gobierno ya estaba cansado de que Granda no estuviese haciendo nada para buscar acercamientos entre las Farc y la administración Uribe”.
Pero Granda no fue arrestado y, en cambio, reapareció para las negociaciones con el gobierno de Santos, primero en Oslo, Noruega, en 2012, y luego en La Habana, Cuba. Por eso, si se acoge a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), aprobada por el gobierno de Santos, Granda no tendría que volver a la cárcel.