“En Toribío nos decían que habían sido víctimas de más de 600 tomas guerrilleras, eso es una cifra escalofriante”, respondió la directora de Prosperidad Social, Tatyana Orozco, en una entrevista publicada el pasado 9 de octubre en el periódico El Nuevo Liberal.
Frases similares con cifras parecidas se han vuelto lugar común al referirse al impacto de la guerra en este municipio del Cauca. Múltiples artículos periodísticos hablan de 600 hechos violentos, entre hostigamientos y tomas guerrilleras, otros indican que son 14 tomas y más de 600 hostigamientos. La revista Cromos llegó a asegurar que son mil hostigamientos. Incluso lo han etiquetado como el pueblo más atacado por la guerrilla en el país.
En una revisión de artículos periodísticos Colombiacheck se percató de que, por lo general, no se menciona la fuente de la información y que las pocas veces que lo hacen la atribuyen a autoridades locales, pero ¿de dónde salen esos números?
Colombiacheck revisó cifras de varias fuentes. Viajó hasta Toribío y habló con algunos de sus habitantes y no encontró evidencia de los 600 hechos violentos en ningún registro oficial, pero corroboró que es el municipio que más asaltos guerrilleros y hostigamientos ha sufrido, según los reportes de la Policía, por eso calificamos la frase como ligera.
El primer paso fue solicitar a la Policía Nacional la aclaración del significado de los términos hostigamiento y asalto a población (comúnmente conocido como toma guerrillera), que son los que usa la institución. Pedimos también información sobre el número de veces que cada municipio de Colombia ha sufrido estos ataques.
Por hostigamiento se entienden “ráfagas o disparos esporádicos a instalaciones de la Policía Nacional, con el fin de causar zozobra para luego retirarse sin dar oportunidad de enfrentamiento”.
Por asalto a población “una acción violenta cometida por grupos subversivos, en la cual atentan contra instalaciones públicas y/o privadas, cometen delitos como hurto a entidades financieras, secuestros, homicidios y daño en bien ajeno, entre otros, con el fin de causar destrucción total o parcial en la población y sus habitantes”.
Conceptos que los toribianos diferencian perfectamente.
Colombiacheck quiso escuchar también la voz de las Farc, por lo que solicitó una entrevista sobre el tema el pasado 8 de noviembre a través de correo electrónico, pero hasta el momento de la publicación de esta historia no ha sido concedida.
Lo que dicen las cifras de la Policía
Los datos que la Policía entregó a Colombiacheck corresponden al periodo comprendido entre el 1 de enero de 2003 y el 30 de septiembre de 2016. En ese lapso la institución contabiliza 72 hostigamientos y un asalto a población en Toribío.
Si bien son muchos menos de los casos de los que tanto se habla, las cifras de la Policía sitúan a este municipio caucano como el más afectado por estas dos clases de hechos violentos en el país.
También consultamos el Informe Basta Ya del Centro Nacional de Memoria Histórica, en el que se registran 10 ataques a población entre 1994 y 2002. Eso sí, hay que tener en cuenta que para este Centro el ataque a población es una “incursión que implica la ocupación transitoria de un territorio y una acción militar continuada dirigida hacia el arrasamiento de un objetivo militar dentro de un casco urbano”. Concepto un tanto diferente al de la Policía.
La guerra impidió contabilizar la guerra
Ezequiel Vitonás fue alcalde de Toribío entre 1997 y 2000, luego repitió entre 2012 y 2015. Por eso su voz es más que autorizada para hablar de este municipio y sus padecimientos.
Vitonás explica que los profesionales para trabajar en la Alcaldía provienen de Cali, de Popayán o de Santander de Quilichao, pero que muchos “a la primera plomacera salían y dejaban todo tirado. Así es imposible. ¿Usted a qué horas maneja estadísticas si ni siquiera se podían hacer los informes que exigen los órganos de control? Tocaría tener un robot”, responde al preguntarle de dónde salieron las cifras de los ataques al municipio.
Él asegura que son 641 hostigamientos y asaltos a población y señala que la cifra salió de reuniones entre víctimas y los cabildos indígenas en las que se apeló a la memoria de la población para hacer el balance. “La gente tiene esos registros a partir de anécdotas y hasta chistes, pero no se ha sistematizado”, concluye.
La memoria de Vitonás ofrece un contexto amplio del conflicto en el municipio, tiene fresco el nombre de los distintos victimarios: el M19, el Quintín Lame (grupo subversivo conformado por indígenas), el sexto frente de las Farc y una disidencia de esta guerrilla denominada Ricardo Franco. Recuerda que sus antepasados contaban cómo le hicieron frente a la época llamada La Violencia, en la que el enfrentamiento se daba entre liberales y conservadores.
Cifras incompletas
Para Vitonás esas cuentas las debieron llevar la Policía y la Personería. En la oficina de esta última institución en Toribío tienen registrados 208 hostigamientos entre 2008 y 2015, así como tres tomas o asaltos a población, tal cual las denomina la Policía, una en 1998, otra en 2005 y la chiva bomba del 2011. Este último es uno de los hechos que primero recuerdan los habitantes del municipio cuando se les pregunta por el impacto de la guerra.
El miedo marcó con día, fecha y en algunos casos hasta con hora exacta siete tomas guerrilleras en la mente de Liliana Santacruz, quien durante 13 años trabajó como secretaria general en la Alcaldía de Toribío e incluso, estuvo un corto periodo como secretaria de Gobierno.
El 13 de enero de 1983 fue para Liliana la primera toma, el inicio de la zozobra, de preguntarse en cada nuevo episodio si ese día sería el de su muerte. La segunda fue el 14 de abril de 1985 cuando atacaron el puesto de la Policía. En la tercera la memoria la traiciona, la ubica entre 1990 y 1998, pero no tiene detalles. La cuarta fue el 7 de agosto de 1995, oportunidad en la que el blanco fue el banco agrario. La quinta fue el 11 de julio de 2002, la primera vez que atacaban el pueblo con pipetas de gas; entre la 1:15 de la tarde y las 7:00 de la mañana del día siguiente contaron 60 explosiones de pipetas. La sexta toma que recuerda Liliana fue el 14 de abril de 2005, también con pipetas, duró de 6:15 de la mañana a 4:30 de la tarde. La séptima fue la chiva bomba el 9 de julio de 2011.
Carlos Banguero fue alcalde de Toribío de 2008 a 2011. Dice que perdió una agenda en la que llevó las cuentas de los hechos violentos en esos años, pero que fueron 273. “Yo alimentaba ese agenda de un programa que teníamos en la Alcaldía para llevar ese registro. El programa quedó en manos del inspector de Policía, Maximiliano Noscué”, asegura.
Colombiacheck le preguntó a Noscué, quien lleva 8 años en el cargo, pero aseguró desconocer dicho programa.
Proyecto Nasa tiene cifras, pero. . .
La única base de datos que se conoce en Toribío para contabilizar los hechos de la guerra la tiene el Proyecto Nasa, una iniciativa de la sociedad civil que reúne los tres resguardos indígenas de Toribío: San Francisco, Toribío y Tacueyó.
Leonardo Escué, coordinador jurídico del Plan de vida del Proyecto Nasa, explica que esa base de datos permitió empezar a registrar hechos en 2009 bajo el nombre de Proyecto Madeja.
Allí se consignaban los hechos con detalles como número y nombre de las víctimas y tipo de afectaciones. Pero el computador en el que está la base de datos se dañó, así que las únicas cifras que se pueden consultar están en una copia parcial que tiene Escué en su computador personal.
Según la base de datos, entre 2009 y 2015 Toribío fue la población del norte del Cauca más afectada por hostigamientos. El 29% de estos hechos ocurrieron allí. En segundo lugar está Jambaló, con 24%, y en tercer lugar Corinto, con 19%.
Escué dice que las cifras de 2009 hacia atrás están en la memoria colectiva, en la que constan 14 tomas guerrilleras y más de 600 hostigamientos desde 1983.
Los pobladores de Toribío coinciden en que los hostigamientos eran continuos y que, incluso, podían registrarse varios en un mismo día, cuya duración era incierta, podían ser minutos u horas. Así es difícil llevar una cuenta precisa.
Las tomas fueron menos, pero tuvieron mayor impacto, se grabaron en sus mentes. Los hostigamientos pueden, perfectamente, ser muchos más o muchos menos de 600, que es la cifra a la que ha llegado el consenso social. Si bien en los registros de la Policía el pueblo aparece como el más afectado por estas dos clases de hechos, nunca se sabrá la cifra exacta pues no hay registro que tenga la cuenta desde 1983, año que sus pobladores coinciden en señalar como el inicio de las tomas. La guerra es difícil de cuantificar.