Las conexiones ‘charistas’ del contralor de Barranquilla

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Barranquilla tiene un contralor cuyas conexiones políticas lo vinculan a la poderosa casa Char, que encabeza el alcalde de la ciudad Álex Char (Cambio Radical), a quien debe vigilar fiscalmente durante los cuatro años de su gestión.

Bogotá
Fernando Fiorillo Zapata, contralor distrital de Barranquilla y
Alejandro Char, alcalde de esa ciudad.

Por Jorge Cantillo y Laura Ardila
La Silla Caribe

Aún es muy pronto para determinar si la cercanía del contralor distrital Fernando Fiorillo con el mandatario de Barranquilla, y con los concejales que lo eligieron influirá en las decisiones que tome ejerciendo su cargo, pues su control es posterior y apenas está auditando la vigencia 2016. Sin embargo, esta investigación identificó varias de esas conexiones.

 

 

 

Éstas arrancan con la época de su elección.

“A mí me gustaría contar con un equipo”, fueron las palabras que Char les dijo a los concejales de la ciudad apenas arrancando el 2016, cuando ambos se estaban posesionando en sus cargos.

Así nos lo contaron por aparte y pidiendo el off the récord cuatro de esos concejales, quienes nos dijeron que por la época el mandatario organizó “una atención” para ellos en una cabaña, en donde hablaron de impulsar juntos la agenda de la ciudad.

Esa reunión marcó el inicio de la eterna luna de miel entre Char y el Concejo Distrital, que todavía hoy no termina y que entre sus primeras acciones tuvo la escogencia unánime del contralor Fiorillo Zapata, abogado de profesión y quien hizo parte del primer gobierno del alcalde (2008) como jefe de la oficina de Inspección y Comisarías.

Ese cargo lo desempeñó Fiorillo entre 2008 y 2009, y su trabajo consistía en hacer control sobre los establecimientos comerciales, coordinar con la Policía esos operativos y atender las quejas de la ciudadanía.

Su desempeño lo llevó a ser destacado por la prensa local y por el mismo alcalde como uno de los funcionarios estrella de su Administración. Sin embargo, según contó La Silla Caribe, Char debió separarlo del cargo después de una investigación publicada por la desaparecida revista Cambio en la que se denunciaba que funcionarios de la oficina de Inspección y Comisarías tenían un cartel para negociar pleitos de tierras, supuestamente pidiendo plata a cambio de resolver los líos a favor del que les pagara.

La cercanía de Fiorillo con Char data de mucho antes de que fuera funcionario de su primera Administración. Viene por la relación que su padre, Fernando Fiorillo De La Rosa, médico soledeño y una de las viejas glorias del Junior de Barranquilla con el que salió campeón en 1977 y 1980, tiene con la familia dueña de ese club de fútbol: los Char.

Después de salir en medio de ruidos de la oficina de Inspección y Comisarías, Fiorillo entró a la Contraloría Distrital en 2010, entidad que hasta ese momento lo vigilaba fiscalmente a él como funcionario y a su jefe el alcalde Char.

Ahí en la Contraloría se desempeñó en varios cargos directivos como: Director de Departamento, contralor (e), Director Administrativo, Secretario General y Asesor de Despacho, cargo que ocupó hasta agosto de 2014 cuando renunció con miras a postularse para contralor al año siguiente.

En ese tiempo mantuvo su cercanía con la casa Char y Cambio Radical, tanto así que sonó en medios como aspirante a personero distrital en 2011, apoyado por ese partido después de la elección de la también charista Elsa Noguera para la Alcaldía.

Sin embargo, de ese proceso terminó siendo elegido Jaime Sanjuan Pugliese, quien fue ratificado en 2016, el mismo día que nombraron a Fiorillo contralor.

Los años de experiencia en la Contraloría fueron un factor de ventaja fundamental en la convocatoria diseñada en 2015 por el Concejo de Barranquilla que era presidido en ese entonces por su mandamás, el conservador Carlos Rojano Llinás, la punta de lanza de la coalición charista en la corporación.

Sin que podamos probar si fue intencional o no, los requisitos de la convocatoria sí le dieron una ayudita a Fiorillo, ya que el sistema de puntos que definieron otorgaba unos adicionales por cada año laborando en el órgano de control, algo que fue criticado en su momento por otros aspirantes al cargo, aunque suena como una medida lógica.

Anteriormente, esa elección la hacían los concejales de una terna cuyos miembros eran postulados por el Tribunal Superior de Barranquilla y el Tribunal Administrativo del Atlántico, pero desde la aprobación de la reforma al Equilibrio de Poderes en 2014 el proceso fue modificado.

El camino de Fiorillo a la Contraloría arrancó entonces en noviembre de 2015 cuando el Concejo, que reglamentó los requisitos para los aspirantes, abrió la convocatoria pública para el cargo de contralor Distrital. A esa convocatoria Fiorillo se presentó junto con otros 17 aspirantes, y llegó a la terna definitiva después de obtener la puntuación más alta (87.5 sobre 100) en una prueba de méritos que la Universidad Autónoma del Caribe realizó a los candidatos y cuyos resultados entregó en diciembre de ese año.

Ese alto puntaje -más su cercanía con Char y con Rojano- validó su elección unánime el 8 de enero del 2016 y fue la razón por la que cuatro de los concejales con los que hablamos nos dijeron que votaron por él. No obstante, uno de ellos, que accedió a hablarnos reservando su identidad, agregó que “hubo una reunión con el alcalde en la que se sugirió el tema”.

Según este concejal, Char lanzó “a manera de opinión” su deseo de que Fiorillo llegara a la Contraloría, “por su trayectoria y capacidades”.

Otro concejal, que nos negó que haya habido una directriz explícita de Char para la elección del contralor, sí nos dijo que sin embargo “todos sabíamos que él (Fiorillo) tenía el guiño de arriba”.

Algo en lo que sí coincidieron los tres concejales y otro más consultado por aparte que se negó a pronunciarse sobre el supuesto guiño del alcalde a Fiorillo, es que el entonces presidente del Concejo, Carlos Rojano, estuvo “muy activo” para promover el nombre del hoy contralor.

“En conversaciones privadas decía que era su candidato”, nos contó este último quien además afirmó que Rojano mantenía poder al interior de esa entidad representado en burocracia.

Nombramientos con conexiones políticas

De acuerdo con un derecho de petición que nos respondió la entidad, desde la llegada de Fiorillo a la Contraloría solamente han ingresado cuatro personas a cargos de libre nombramiento y remoción, uno de ellos con claros vínculos con Rojano, el poderoso concejal que lo ayudó a elegir.

Se trata de la Secretaria General de la Contraloría, la abogada Gysell Esther Sanz González, quien ha hecho política activa por muchos años en el grupo político de Rojano y además tiene el cargo de más alto rango nombrado por Fiorillo.

Así nos lo contaron tres fuentes al interior del rojanismo, quienes nos afirmaron que Sanz era el “brazo izquierdo” de Rojano, aludiendo a que la hoy funcionaria de la Contraloría Distrital hacía parte del círculo más cercano del concejal godo que, como lo contó La Silla Caribe, hoy se arropa bajo las toldas charistas de Cambio Radical llevando a su hija, Karina Rojano, al Senado por ese partido.

Una de las fuentes nos dijo, por ejemplo, que en 2015 ella era la encargada de comunicarles a los candidatos que aspiraban a contar con el apoyo de Rojano para ser ediles si tendrían o no el aval del ‘rojanismo’ y por esa vía del Partido Conservador. Otra de las personas que nos habló detalló que Sanz era “la tercera al mando” del movimiento del concejal. Y una tercera fuente añadió que la hoy funcionaria estuvo coordinando a los abogados que defendieron los votos del Rojano en los escrutinios de 2015.

Más allá de estas versiones, en las redes sociales de Sanz aparecen fotos de ella durante la campaña de 2015 con la camiseta y gorra rosada con azul que identificaba la publicidad de Rojano, así como también hay fotos familiares con el concejal que dan muestras de su cercanía.

Preguntamos al contralor Fiorillo por estos vínculos y este defendió a la funcionaria afirmando que ella era de su entera confianza, como todos los que nombró a su llegada. Sostuvo que la militancia o afinidad política no podía ser reprochable a menos que la hiciera ya ejerciendo desde su cargo lo cual, reiteró, no había hecho.

Pero Sanz no es la única funcionaria de Fiorillo que tiene vínculos políticos con quienes lo ayudaron a elegir.

Junto a ella fue nombrado como Jefe de la Oficina Asesora el abogado Jaime Antonio Rodriguez Atencia. Él es el responsable del área de la Jurisdicción Coactiva de la Contraloría, encargada de hacer los cobros e imponer las multas después de que son fallados los procesos de responsabilidad fiscal.

Rodriguez Atencia es un funcionario que en el pasado ha hecho campaña pública por la casa Char, con quienes votó en las legislativas de 2014, cuando Arturo Char y Luis Eduardo Diazgranados eran fórmula al Senado y Cámara, como se puede ver en fotos de sus redes sociales, así como lo hizo por el alcalde en las regionales de 2015.

Puerta giratoria Alcaldía - Contraloría

Otro de los cargos nombrados por Fiorillo es el de Kelly Paola Madrid Palomino, una abogada que labora como asesora en el despacho de la secretaria general ‘rojanista’ Gysell Esther Sanz Gonzalez.

Madrid Palomino entró a la Contraloría el 30 de diciembre de 2016, un día antes que se le venciera un contrato por 56 millones de pesos suscrito con la Alcaldía para defender legalmente a la Contraloría ante las instancias judiciales.

Ese contrato se soporta en un convenio interadministrativo firmado entre la Alcaldía y la Contraloría en 2015 (durante el Gobierno de Elsa Noguera) con el fin de que el Distrito colaborara con recursos para contratar abogados que defendieran a la Contraloría ante numerosas demandas que le ponen incluso sus propios empleados por asuntos laborales, demandas que no son pocas, como lo ha registrado la prensa local.

Ese paso de la Alcaldía a la Contraloría y viceversa también se evidencia con Javier Bolaño Higgins, quien fue asesor de Fiorillo durante su año como Inspector de Comisarías en la primera Alcaldía de Char y es quien aparece en los audios revelados por la revista Cambio pidiendo dinero (80 millones de pesos) para devolverle un terreno situado en la ribera del río Magdalena a la empresa Río Norte, que aparentemente intentó negociar el favor en cinco millones.

Las palabras de Bolaño diciendo: “Fernando ayuda pero no por tan poco” fueron las que podujeron la salida de Fiorillo de su cargo, la cual fue notificada por el alcalde Char al funcionario durante una entrevista radial de este último con el periodista Jorge Cura.

Pese a esto, Bolaño Higgins ha seguido contratando con la Alcaldía y con la Contraloría, prestando sus servicios de abogado cobijado bajo el convenio interadministrativo que paga el Distrito o directamente vinculado al ente de control fiscal.

Con Fiorillo en el cargo de contralor, el de Bolaños fue el primer contrato que celebró la entidad el 18 de enero de 2016 bajo la modalidad de contratación directa, por un monto de 20 millones de pesos y una duración de cuatro meses.

Ese contrato se terminó el 18 de mayo y tan solo una semana después Bolaño firmó contrato con la Alcaldía (bajo el convenio interadministrativo) por 56 millones de pesos en un plazo de 210 días (6 meses).

En enero de 2017 vuelve a ser el primer contratado del año por la Contraloría, de nuevo por 20 millones y por cuatro meses, pero antes de que termine ese contrato (acabó el 11 de mayo) aparece firmando otro con el Distrito por 77 millones y casi un año de duración (324 días) para prestarle servicios legales a la contraloría.

Preguntamos a Fiorillo por sus conexiones políticas y nombramientos y nos afirmó que su pasado como funcionario ‘charista’ no era impedimento para desarrollar correctamente su gestión en la Contraloría.

"¿Con qué me quieren atacar?, ¿con que soy amigo del alcalde? Como te digo, eso es una cosa de peso, pero aquí habla es mi gestión. Hay que ver si mi gestión favorece al alcalde, siendo amigo o no siendo amigo, eso es lo que cuenta", fueron las palabras del contralor.

Esa gestión tiene para mostrar en sus casi dos primeros años la recuperación de 6.898 millones de pesos producto de 15 procesos de responsabilidad fiscal adelantados por la entidad. También, el cierre de un proceso por presuntos hallazgos fiscales de más de 776 millones de pesos contra Carnaval S.A. que venía de la dirección del contralor pasado, Ernesto Rafael Ariza, al encontrar que “no existió” dicho detrimento patrimonial.

Con una auditoría anunciada en abril a la Triple A, cuyos resultados deberá presentar a finales de este año, por el caso de la pérdida de acciones del Distrito en la empresa mixta que presta los servicios de agua, aseo y alcantarillado en Barranquilla, y con el seguimiento a los proyectos bandera de la Administración, como la canalización de arroyos o la construcción de los escenarios deportivos para los Juegos Centroamericanos y del Caribe, Fiorillo seguramente dará los suficientes elementos de juicio para saber si esas conexiones políticas terminan jugando a favor de aquellos a quienes debe controlar.

 

Esta historia también fue publicada en La Silla Caribe.

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