Entre la década de los 90 y buena parte de este siglo, el Caquetá fue uno de los departamentos más azotados por el conflicto armado interno, al ser un bastión de la guerrilla de las Farc, una zona de influencia del paramilitarismo y un campo de batalla por el control de los extensos cultivos de coca en varios municipios que, incluso tras la firma de la paz, siguen siendo la chispa de guerra en la región.
Todo esto llevó a que, según registros de la Unidad de Víctimas, en el Caquetá el número de personas afectadas por el conflicto llegara a 344.000.
Tras el fallido proceso de paz del gobierno de Andrés Pastrana, las Farc tomaron el control de buena parte del Caquetá, lo que provocó que, según el Pnud, entre 1998 y 2012 se cometieran 863 infracciones al Derecho Internacional Humanitario (DIH) y 663 acciones bélicas. Además, el total de combatientes muertos y heridos fue de 1.616, mientras que “los homicidios políticos, los homicidios comunes, el homicidio intencional en persona protegida y los muertos en combate suman un total de 10.323. De estos, 8.344 fueron homicidios comunes (83,24%), 600 fueron asesinatos políticos (5,81%), 337 homicidio intencional contra persona protegida (3,26%) y los muertos en combate fueron 1.042 (10,09%)”.
Pero después de la firma del Acuerdo de Paz de 2016 el número de desplazados ha venido descendiendo constantemente, pues mientras que en 2002 se registraron 35.998 casos, en 2016, 2017 y lo corrido de 2018 la Unidad de Víctimas contabilizó 4.770, 2.247 y 791 casos, respectivamente.
Cifras de desplazados en el Caquetá de la Unidad de Víctimas
Lo mismo ocurre con el total de las víctimas de todos los delitos, pues en 2002 llegaron a más de 40.000, mientras que en lo corrido de este año la cifra llega a 800, según los datos de la Unidad. Colombiacheck habló con Norberto Villalobos, dirigente de la Asociación Municipal de Colonos del Pato, una zona de Reserva Campesina en San Vicente del Caguán, quien resaltó el impacto que ha tenido la paz para su comunidad.
“La zona de El Pato fue un territorio histórico para las Farc, por lo que siempre hemos sentido la presencia del conflicto. Pero desde que se firmó la paz, el cambio ha sido bastante representativo”, afirmó Villalobos, quien explicó que en esta zona hubo una fuerte presencia de la columna Teófilo Forero, “por lo que no había un solo dia en el que no existieran combates, muertos o heridos”. Después de la firma de la paz, su comunidad descansó, dice el líder campesino, ya que nada de eso volvió a existir. Ahora “es una zona llena de paz, todo eso se redujo a cero”.
En Florencia, el comentario recurrente es que desde Bogotá se cree que en el Caquetá todos son guerrilleros. Un taxista que trabaja en el Aeropuerto dijo que todos los días, desde hace 17 años, recoge gente que viene de la capital pensando que la guerrilla los va a secuestrar o que Florencia es un infierno.
Aunque la ciudad tiene sus problemas, me dice mientras recorremos los siete kilómetros desde la terminal aérea Gustavo Artunduaga hasta el centro, Florencia es una ciudad muy tranquila. “Yo vengo de Paujil, que es muy cerca a Florencia, allá viví muchos años y siempre vi el conflicto, pero desde hace un tiempo es muy tranquilo y ni qué decir de aquí, con decirle que roban menos que en Bogotá. Nosotros ya no sentimos la guerra”.
“Hoy no tenemos ninguna zona en donde estemos vedados”
En algún momento, a través de los Frentes 3, 14, 15, 49, 63 y la columna móvil Teófilo Forero, pertenecientes al Bloque Sur, las Farc llegaron a tener una fuerte presencia en la mayoría de los municipios del Caquetá, como Puerto Rico, San Vicente del Caguán, Cartagena del Chairá, Solano, Solita, la Montañita, Paujil y El Doncello, en donde, por medio del narcotráfico, se financió buena parte de la guerra contra el Estado.
Durante su proceso de paz, el gobierno de Andrés Pastrana decidió otorgarles 42.000 kilómetros cuadrados de territorio desmilitarizado entre Caquetá y Meta a las Farc, lo cual le permitió a este grupo guerrillero consolidar su poder en la región.
El Bloque Sur, según indicó el brigadier general César Augusto Parra León, comandante de la sexta brigada del Ejército Nacional, durante varios años atentó contra la fuerza pública, cometió asesinatos políticos, voló torres de energía, secuestró, bloqueó las vías, entre otras actividades criminales, pero hoy la realidad es completamente diferente. No hay ninguna zona vedada para el Estado, ni que sea de control de la guerrilla. Por el contrario, en este momento el Ejército tiene presencia sobre todas las zonas, incluso las más apartadas del departamento.
Sin embargo, Parra admite que hay un problema de ilegalidad, pues al no haber inversión social suficiente, crece el tráfico de madera y la cultivación de coca. Sin embargo, el brigadier general comprende que esto no va a cambiar de la noche a la mañana, que tiene un proceso de transformación. “Como militar reconozco el proceso que se hizo de recomposición del territorio, de creación de programas para llevar desarrollos e inversión social a zonas en donde ni siquiera hay un inspector de Policía”.
De acuerdo con datos del Gobierno Nacional, en Caquetá había más de 15.000 hectáreas de coca cultivadas. Pero los últimos años, gracias a la implementación del Acuerdo de Paz, se han logrado erradicar voluntariamente más de 6.000, lo que deja al departamento con cerca de 9.366 hectáreas sembradas, concentradas principalmente en Cartagena del Chairá, La Montañita, El Doncello y Puerto Rico.
De este negocio depende al menos el 25% de la población ocupada rural de la zona, que llega a más de 46.000 personas, situación que se ha venido trabajando con la cooperación de diferentes países, como Portugal, China, Japón o Turquía, para llevar proyectos productivos y de inversión social que impacten favorablemente en estas poblaciones.
A pesar de esto, Martha Rocío Ruiz, secretaria de gobierno departamental, manifestó que hay un problema enorme y es que los recursos se manejan desde el ámbito nacional, por lo que las gobernaciones no tienen recursos para apoyar iniciativas.
En las elecciones a presidente no hubo que mover ni un puesto de votación
El pasado 17 de junio, tras la segunda vuelta presidencial, el entonces presidente Juan Manuel Santos anunció que Colombia había vivido las elecciones más pacíficas de su historia, pues en la mayoría del país los comicios transcurrieron en completa calma, incluyendo en Caquetá, donde en 2014, por ejemplo, se habían presentado recurrentes problemas de orden público, traslado de mesas y hasta retención de funcionarios de la Registraduría.
Para las elecciones de este junio, la Registraduría instaló 780 mesas en 102 puestos en todo el departamento, en las cuales 130.619 personas (45,5% de la población habilitada para votar), depositaron sus sufragios que, cabe mencionar, fueron mayoritariamente para Iván Duque (62,17%).
La participación este año cerca de cinco puntos porcentuales. En 2014, participaron cerca de 110.000 personas (40% del censo electoral). Un aumento que, según las autoridades se debió principalmente a los acuerdos de paz.
Por ejemplo, Gustavo Hernández, delegado departamental de la Registraduría Nacional en Caquetá, dijo que “el proceso electoral pasó en calma total frente a procesos anteriores. No tenemos conocimiento de que haya habido alteración del orden público en ninguno de los municipios, menos en la capital. Estamos muy satisfechos”.
Ruiz también señaló que no hubo necesidad de recoger mesas, algo que no se había visto hace muchísimos años, lo cual impulsó una votación masiva de los caqueteños. “Todo esto es gracias al proceso de paz. Las antiguas Farc controlaban las elecciones del sector rural, sobre todo en rincones muy lejanos donde tenían el control, esta vez la gente del campo pudo votar libremente”, explicó Ruiz.
Para atender la seguridad de las votaciones se instaló un puesto unificado de control, del cual hacían parte la Gobernación, la Policía, el Ejército y la Armada. Al final se dio un parte de satisfacción total, ya que no hubo hostigamientos, agresión a jurados o incidentes, agregó Parra.
En la siguiente tabla, se muestran las votaciones de cada uno de los municipios del Caquetá. Cabe destacar que Florencia presentó la participación más alta del departamento, con 52%.
Municipio |
Censo electoral |
Votos por candidatos a la presidencia en segunda vuelta |
Albania |
3.964 |
1.889 |
Belén de los Andaquíes |
7.662 |
3.657 |
Cartagena del Chairá |
19.085 |
5.959 |
Curillo |
7.431 |
2.530 |
El Doncello |
15.504 |
6.761 |
El Paujil |
11.767 |
4.425 |
Florencia |
119.908 |
61.182 |
La Montañita |
11.010 |
3.943 |
Milán |
6.462 |
1.975 |
Morelia |
3.696 |
1.657 |
Puerto Rico |
18.932 |
7.089 |
San José del Fragua |
9.089 |
4.104 |
San Vicente del Caguán |
32.825 |
12.198 |
Solano |
7.726 |
2.029 |
Solita |
5.584 |
1.774 |
Valparaíso |
5.941 |
2.028 |
Total |
286.586 |
130.619* |
*Incluidos todos los votos
Fuente: Registraduría
La paz le abre oportunidades al Caquetá
El crecimiento de la economía del Caquetá no ha dejado de crecer desde 2010, año en el que su Producto Interno Bruto fue de 2,35 billones de pesos, mientras que para 2017 llegó a los 4.48 billones, es decir, un crecimiento de 90,6% en un lapso de ocho años.
Pero la negociación de paz y el posterior acuerdo con las Farc también ha ayudado. Si se tienen en cuenta datos más recientes, entre 2015 y 2017 el crecimiento fue de casi 20%, según los datos del Dane.
En el mismo sentido, el crecimiento anual del PIB del departamento ha crecido muy por encima del promedio nacional en los últimos tres años, pues ha crecido, 7,9% en 2015,, 11,2% en 2016 y 7.6% en 2017. Esto ha impactado favorablemente en la tasa de desempleo de la región, que pasó de 12,8% en 2010 a 8,2% el año pasado, aunque desmejoró frente años anteriores.
Fuente: Dane
Entre los sectores que más han ayudado a mejorar la situación económica de la región se encuentran el turismo, la ganadería y la agricultura. Actualmente, el Ejército trabaja una estrategia llamada Pasión Caquetá, con la cual se busca potenciar los atractivos turísticos de la región y otros proyectos productivos.
Según datos extraoficiales, en 2017 llegaron al departamento cerca de 40.000 turistas, buscando conocer muchos de los territorios que antes estaban vendados por la guerra, lo cual ayudó a dinamizar la economía del departamento.
Así mismo, en el campo agrícola, hay algunos productos que se están destacando en varias zonas del Caquetá. Por ejemplo, Villalobos explicó que, en este momento, en la zona campesina de El Pato se están produciendo 2500 toneladas de frijol y 2500 toneladas de café al año, lo que representa una cantidad importante para la economía. Sin embargo, las vías para sacar los productos siguen siendo un problema pues muchas tienen un gran deterioro, principalmente porque han sido construidas por las mismas comunidades.
Uno de los proyectos productivos que encontró Colombiacheck en el municipio de Paujil, cerca a Florencia, fue el del café la Sonora, del cual hacen parte solo mujeres, que trabajan en asociación con otras tres organizaciones de la región para producir el café especial Vientos de Paz.
En este momento, hay 16 mujeres en el proyecto, que es apoyado por el Pnud, algunas de las cuales empezaron a cultivar café después de trabajar con cultivos ilícitos. Tras hacer parte del proceso de sustitución ahora poseen, entre todas, cerca de 20 hectáreas, con lo cual producen cerca del 2% del total del café de la región, según Stella Silva, presidenta de la asociación.
El futuro
La mayoría de personas con las que pudo hablar este medio esperan que se mantengan las condiciones actuales de tranquilidad en el departamento, aún cuando el presidente Iván Duque pertenezca al partido Centro Democrático, que ha hecho una fuerte oposición a los Acuerdos de Paz.
“Como fue histórico el acuerdo, también sería histórico que llegara un gobierno a acabar eso. Nosotros hemos notado sustancialmente el cambio con la paz”, señaló Villalobos.
Uno de los temas que mayor preocupación genera es el de las disidencias, que se han concentrado en Cartagena del Chairá y San Vicente del Caguán, principalmente hombres de los frentes primero y séptimo, que han tomado el control del narcotráfico en la zona, según un informe de la Fundación Paz y Reconciliación.
Entre los cabezas visibles de estos grupos se ha identificado a ‘Iván Mordisco’ (Frente primero) y Gentil Duarte (Frente séptimo), pero, indica el informe, no se descarta que en el futuro se organice un mando unificado en esta zona del país. en este momento, “el grupo desarrolla actividades de extorsión, reclutamiento forzado, amenazas, fabricación y tráfico de estupefacientes”.
Para combatir esto, indicó la funcionaria de la gobernación, se espera que el gobierno lleve inversión social a estas zonas para evitar que se desarrolle una nueva guerra en estas zonas por el control de los cultivos de coca, pues este nuevo conflicto ha producido amenazas y muertes de al menos siete líderes sociales, por “presuntamente cumplir con su labor de denunciar y reclamar en favor de las comunidades que representan”, según medios locales.