El mundo está dividido entre hombres y mujeres, un sistema binario implacable contra toda expresión distinta a lo "normal" que implica que todo lo que se ubica por fuera está mal. Se trata de un sistema que oprime a través de las religiones, culturas, patriarcados y que induce a la violencia, exclusión y, en ocasiones, la muerte contra toda identidad andrógina, sin identificación.

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