Sin embargo, esta afirmación es engañosa, pues en marzo la Cámara de Representantes de Estados Unidos ya había aprobado este presupuesto. Pero, además, los niveles de ayuda que Estados Unidos ha aprobado para Colombia han estado a la baja desde hace varios años.
Después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos empezó una lucha global contra el terrorismo, dentro de la cual Colombia recibió, durante el gobierno de Álvaro Uribe, cerca de 630 millones de dólares anuales. Este nivel se mantuvo hasta 2010, año en el que asumió Juan Manuel Santos y en el que empezaron a reducirse los fondos.
Según Diana Marcela Rojas, investigadora de la Universidad Nacional, después de algunos resultados mostrados por la política de seguridad democrática de Uribe, el gobierno estadounidense decidió empezar a reducir los aportes hacia Colombia y bajaron a “520 millones de dólares en 2010, 464 millones en 2011, 400 millones en 2012 y 328 millones en 2013”.
Para 2014, cuando empezó el segundo periodo de Santos, el presupuesto de ayuda de Estados Unidos destinado a Colombia fue de 319 millones de dólares, distribuidos así: 142 millones a programas antinarcóticos, 28,5 millones en respaldo al Ejército y 140 millones dedicados al Fondo de Apoyo Económico, que financia diversos programas de desarrollo y fortalecimiento institucional, aclaró Rojas.
Por lo tanto, la reducción del apoyo, hasta ese momento, fue de cerca del 50%, o 311 millones de dólares, entre 2002 y 2014. Sin embargo, Rojas dice que “el análisis de las relaciones entre los dos países durante el gobierno Santos evidencia que Estados Unidos sigue jugando un papel central en el proyecto de pacificación nacional. Mientras durante la década pasada los esfuerzos y recursos se concentraron en la guerra contrainsurgente y la lucha contra las drogas, ahora la política de Washington hacia Colombia se ha orientado a crear las bases para una situación de postconflicto”.
Según el portal El Nodo, la confianza de Estados Unidos volvió a Colombia con la elección de Iván Duque como presidente, pues en 2017 Donald Trump había pedido que se redujeran a 245 millones de dólares los recursos destinados a Colombia, pero el Congreso de ese país aprobó una ayuda de 391 millones tan solo cuatro días después de que se conocieran los resultados de las elecciones presidenciales en Colombia.
Sin embargo, cabe mencionar que en marzo pasado la Cámara de Representante ya había aprobado este presupuesto de 391 millones de dólares en ayuda para Colombia. Lo que ocurrió después de las elecciones presidenciales colombianas fue que el Senado de Estados Unidos ratificó la aprobación de dicho monto.
The 2018 budget deal repeats the amount, and aid levels, of the 2017 "Peace #Colombia" aid package. No cuts. A huge support to peace accord implementation.https://t.co/wK8xYxwfCX pic.twitter.com/LNCqXTFEWw
— Adam Isacson (@adam_wola) 22 de marzo de 2018
Aunque parece un triunfo del nuevo presidente de los colombianos, lo cierto es que en 2016 Santos recibió 376 millones de dólares en ayuda de Estados Unidos. Al año siguiente, ya con Trump como presidente de Estados Unidos insistiendo en girar únicamente 250 millones para Colombia, el legislativo norteamericano decidió aumentar el apoyo económico y aprobó recursos por 450 millones. Este fue el único año en el que Estados Unidos aumentó su ayuda.
“Espaldarazo bipartidista de EE.UU.: Congreso aprobó presupuesto con partida de US$450 millones para Paz Colombia. US$74 millones más que en 2016”, trinó el presidente Santos desde su cuenta de Twitter, pues en ese momento se esperaba una reducción del presupuesto.
Mauricio Jaramillo, internacionalista de la Universidad del Rosario, explicó que la ayuda de Estados Unidos a Colombia ya la había asegurado el presidente Santos y se iba a dar indiferentemente de quién fuera electo jefe de Estado. “Aunque con Petro hubiera existido un poco de incertidumbre, Estados Unidos no va a dejar solo al país”, manifestó el experto.
Sin embargo, Jaramillo afirmó que el incremento de cultivos ilícitos y los asesinatos de líderes sociales pueden condicionar la ayuda del Congreso norteamericano al país en el futuro, ya que para los republicanos es muy importante la lucha antidrogas y para los demócratas la defensa de los derechos humanos.
Según explicó en diferentes medios Mark Feierstein, quien se desempeñó como administrador adjunto de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) para la región, "lo que hacemos en Colombia no es un proyecto de desarrollo típico, es más bien asistencia para una situación de posconflicto, porque Colombia no es un país pobre en comparación de otros. Lo que hacemos aquí es apoyar una transición en las zonas más conflictivas".