La contienda presidencial en este departamento del sur la ganó Gustavo Petro quien obtuvo la más alta votación en 51 de los 64 municipios que tiene la región. Consiguió 366.673 votos frente a 192.588 de electo presidente Iván Duque.
En 22 de los 23 municipios incluidos por el gobierno en las ZOMAC (Zonas más Afectadas por el Conflicto Armado) Petro arrasó a su contendor, excepto en Tumaco donde su votación fue inferior a Iván Duque en seis puntos porcentuales.
La capital del departamento no fue la excepción y los 115.459 votos del candidato del movimiento Colombia Humana significaron un 68.40% del total frente a un 28.07% del actual presidente lo que podría evidenciar un papel importante del voto de opinión.
Pero hablar del favoritismo de un candidato de izquierda o alternativo no es sorpresivo en un Nariño. Pese a que su tradición política había sido mayoritariamente conservadora, la región ha tenido una dinámica impensable hace unos 50 años. El conservatismo político estuvo muy ligado a tradiciones religiosas e incluso a la incidencia de algunos sacerdotes en la preservación de este poder.
Los matices de izquierda comenzaron a aparecer en los años setenta cuando se pasó de la mayoría absoluta del conservatismo en corporaciones como la Asamblea del Departamento a la creación de la denominada ‘’Izquierda liberal´´. Desde allí, poco a poco, han posicionado propuestas que se identifican con la lucha cívica y social.
Algo particular ocurre en este departamento donde para las elecciones parlamentarias, las presidenciales y las regionales, los votantes se comportan de una manera diferente. Por eso para la contienda del 2019 nadie tiene asegurada la victoria. Los dirigentes preparan sus fichas estratégicamente para poder ganar, recuperar el terreno perdido -en el caso de los partidos tradicionales- y mantenerse -los que se definen como de “corrientes alternativas”.
El ex gobernador de Nariño Parmenio Cuéllar Bastidas -quien inició en el liberalismo y migró al Polo Democrático- asegura que el clientelismo acabó con la ideología de los partidos tradicionales en esta región y que el primer hito de esa ruptura se dio en 1995 cuando en las elecciones de alcaldes y gobernadores se logró enfrentar a los parlamentarios tradicionales.
Cuéllar sostiene que, más que de izquierda, Nariño es una región alternativa, que no está con el ´establecimiento´. En los últimos 18 años la gobernación de este departamento ha sido ocupada por candidatos apoyados o promovidos por movimientos cívicos y sociales, mientras que la alcaldía de Pasto lleva ya siete periodos consecutivos con mandatarios de corrientes distintas a las de liberales y conservadores.
¿Qué explica el comportamiento electoral sui generis de Nariño?
Edmundo Gómez del observatorio de sociología de la Universidad de Nariño cree que la ruptura de esta región con estructuras políticas tradicionales se da ante la falta de respuestas que enfrentaba el departamento, además del escaso acceso a los recursos nacionales, a la quiebra de la Licorera de Nariño y al rezago en obras de infraestructura. Para Gómez, la reforma que facilitó la elección popular de alcaldes abrió el abanico hacia otras posibilidades políticas y permitió hacerle frente a la escasa capacidad del Estado de hacer presencia en las regiones.
En los años 80, motivados por la deficiencia en el acceso a los servicios públicos como agua potable, energía y la deficiencia de las vías de comunicación, se crearon el Movimiento Cívico por Nariño y el “Tumacazo” que fueron dos hitos de esa inconformidad.
La fuerza bipartidista que dominaba las subregiones comenzó a cambiar. La política de Nariño mostraba una fuerte tendencia conservadora en el norte y otra liberal en el sur y en municipios como Tumaco. Pero la aparición de nuevas figuras -tras la reinserción a la vida civil de varias guerrillas- abrió espacio para romper la hegemonía de esas dos fuerzas políticas. En Ipiales, por ejemplo, el segundo alcalde elegido popularmente -Carlos Pantoja- provenía de un movimiento cívico.
Han sido veinte años consecutivos de gobiernos de izquierda en la región. Algunos creen que este es un pueblo históricamente rebelde desde la gesta libertadora a la que se opuso el indígena Agustín Agualongo quien tuvo ideas contrarias a las que dominaban otras regiones del país.
La base de lo que ha vivido políticamente Nariño la constituyen movimientos cívicos y sociales fortalecidos en la década de los 80 y 90 -con respaldo del Sindicato del Magisterio de Nariño- que consolidaron el movimiento popular Los Inconformes y con él lograron un hito político regional. A este se suman otros movimientos sociales, sindicales, indígenas afrodescendientes y campesinos que dicen identificarse con principios de ética política, participación ciudadana, diálogo e inclusión social.
Según el ex gobernador Raúl Delgado, quien militó en Los Inconformes, la premisa del respeto por los Derechos Humanos mantuvo a estas corrientes lejos de la lucha armada. Su apuesta pacifista los llevó, por ejemplo, a integrar la denominada ´Minga nariñense por la paz ´ que congregó a sus fuerzas para apoyar la reelección del presidente Juan Manuel Santos como una manera de respaldar la salida negociada al conflicto con las Farc aunque estuviesen en desacuerdo con muchas otras propuestas del entonces candidato.
Lo que pasó y lo que viene
En la pasada elección legislativa, Nariño no logró mayor renovación en sus curules. Se reeligieron los conservadores Miryam Paredes y Eduardo Enriquez Maya en el Senado y Liliana Benavides en la Cámara. Por esta colectividad también fue electo como Representante el dirigente Felipe Muñoz.
En el Partido de la U Berner Zambrano pasó de la Cámara al Senado. Su anterior curul quedó en manos de Teresa Enríquez hermana del saliente senador Manuel Enriquez.
Repitieron los liberales Guillermo García en Senado y Gustavo Estupiñan en la Cámara. Fue sorpresa la pérdida de su escaño del senador Javier “Tato” Álvarez quien no obtuvo la votación necesaria.
Cambio Radical quedó representado por Gilberto Betancourth; el Movimiento de Autoridades Indígenas de Colombia AICO por Biterbo Palchucan; mientras que la izquierda sólo alcanzó una curul para Jose Aulo Polo en representación de la Alianza Verde.
El fenómeno fue contrario en la elección presidencial. Tanto en primera como en segunda vuelta la política tradicional fue derrotada en las urnas. Para políticos veteranos como Antonio Navarro y Parmenio Cuéllar el fenómeno tiene una explicación: en las presidenciales y en las elecciones locales los sufragantes se distancian del clientelismo y del padrinazgo que los ciudadanos usan en las legislativas buscando conseguir un puesto o un contrato. Es el voto “amarrado” que incluso reconocen los propios ciudadanos.
Jaime Mejia -politólogo y docente de la Universidad de Nariño- resalta que las elecciones recientes rompieron el paradigma de la abstención pues se superó el 50% de participación gracias a que ha ido mejorando la cultura política en materia electoral. Cree que hubo mayor participación de jóvenes con enfoque crítico frente al centralismo y la marginalidad. En ese proceso, a su juicio, ha tenido un papel protagónico el debate en redes sociales .
Asegura que en los municipios donde ha habido consecuencias directas del conflicto armado, los ciudadanos votaron en contra de opciones políticas tradicionales, como ocurrió en la costa pacífica, con excepción de Tumaco. Este último municipio, considera, merece un análisis especial por factores como corrupción, inestabilidad económica e incluso política que influyen en el comportamiento electoral de los últimos años.
Según el docente, de cara a las elecciones de 2019 nadie tiene asegurado el triunfo, ni siquiera la reconocida tendencia alternativa” de la región. A su juicio, la mayor opción para elegir alcalde o gobernador la tendrían los conservadores -si se unen- puesto que su fuerza electoral es considerable. Incluso en los últimos años han logrado “camuflarse” y pactar con gobiernos cívicos y de izquierda compartiendo el poder en la Gobernación y en la Alcaldía de Pasto. Lo que ocurra dependerá -en buena medida- de la evaluación que hagan los ciudadanos de la actual administración de Camilo Romero quien -hasta ahora- no logra perfilar en su propio movimiento un “heredero” con suficiente fuerza y reconocimiento en la opinión.
Otra gran opción de triunfo estaría liderada por el exgobernador Raúl Delgado quien considera que puede reunir un caudal electoral suficiente para repetir en la Gobernación reuniendo el apoyo de distintos sectores ante la escasez de nuevos liderazgos alternativos regionales.
En el caso de la Alcaldía de Pasto, el analista Mejía cree que los conservadores podrían a nombre propio obtener una mayoría o en su defecto respaldar una propuesta alternativa como han hecho con el gobierno actual que parece incapaz de encontrar una figura que mantenga sus banderas.
En esta, como en otras regiones, es difícil encontrar proyectos políticos partidarios. Lo que hay son microempresas electorales unipersonales que no logran constituir un caudal electoral de mediano o largo plazo con una tendencia ideológica diferenciada. Se privilegia la imagen del dirigente sobre las propuestas de un partido. Al mismo tiempo, la participación burocrática de tradicionales caciques políticos en las administraciones actuales podría haber debilitado la autonomía y la capacidad de dirección de los gobiernos de Pasto y Nariño. Frente a esa realidad, los votantes de opinión toman atenta nota.
Los “alternativos” se sienten optimistas y -aunque el escenario que dejó la contienda presidencial les favorece- saben que deben unir sus fuerzas. Erik Velazco, concejal del Polo y precandidato a la Alcaldía de Pasto, asegura que se ha acordado un gran encuentro de convergencia de su partido con la Colombia Humana, Compromiso Ciudadano, Partido Verde y movimientos independientes para que puedan aprovechar el momento corrigiendo los errores que -asegura- se cometieron en las pasadas elecciones locales. Para ello, han logrado consensos frente a la formulación de políticas de gobierno y un modelo de administración basado en la defensa de lo público.
Mauricio Rosero, recientemente elegido como presidente del Directorio Liberal, reconoce que la colectividad -al igual que a nivel nacional- tiene divisiones internas. Por eso habrá mayor análisis antes de entregar avales a quienes (incluso en elecciones recientes) han buscado el respaldo para simplemente hacerse elegir. Señala que se hará un recorrido por el departamento ´para que liberales que sean realmente liberales´ obtengan el respaldo y recuperen el terreno perdido incluyendo la costa Pacífica en donde las divisiones han debilitado las estructuras rojas.
Andrés Zúñiga, diputado de la Asamblea y vocero de Cambio Radical en Nariño, asegura que su partido en poco tiempo se ha fortalecido en su representación en el Congreso de la República pero se ha debilitado en alcaldías. Para la próxima contienda, su directorio ha previsto talleres en municipios para consolidar un documento que será presentado como un programa de gobierno al candidato del partido -si logran consolidarlo- o para complementar el plan de desarrollo de quien sea elegido en una eventual coalición. Cree que el perfil de los nuevos gobernantes debe privilegiar su arraigo a Nariño pero aún no se atreve a mencionar o descartar nombres.
Por su parte, los sectores productivos esperan que a los cargos ejecutivos lleguen dirigentes estructurados académicamente, con liderazgo político y sensibilidad social pero, ante todo, experiencia en administración pública. Según Fidel Díaz Terán, Presidente Ejecutivo de la Cámara de Comercio de Pasto e integrante del comité intergremial, no es fácil para una persona del común tomar las riendas de una administración sin tener conocimiento para enfrentar asuntos estratégicos y prioritarios como el desempleo, la informalidad, la pobreza y la violencia generada por la presencia de cultivos de coca en la costa Pacífica que repercute en todo el territorio.
El líder gremial considera que quienes asuman el próximo cuatrienio los destinos del departamento y de su capital, deben tener el suficiente eco en las decisiones del Estado colombiano para lograr la terminación de proyectos de infraestructura que saquen al territorio del aislamiento que padece por iniciativas inconclusas como la Circunvalar al Galeras , la vía Río Mataje, las dobles calzada Chachagui-Pasto y Pasto-Rumichaca, además del aeropuerto Antonio Nariño.
Reconocidos barones y baronesas de partidos tradicionales, viejos conocidos de fuerzas de izquierda, nuevas figuras cívicas. Todos ellos se enfrentarán en Nariño por el poder local y regional en una zona de Colombia mayoritariamente tranquila donde el poeta decía que “el verde es de todos los colores” y que, al mismo tiempo, sigue asediada, como otras vecinas, por cultivos de uso ilícito, la minería ilegal y los grupos armados que amenazan y matan líderes sociales.
Repaso por una sucesión de triunfos “alternativos” en Pasto y Nariño.
La Constitución del año 91 abrió en Colombia la posibilidad de crear y consolidar partidos políticos distintos a los que tradicionalmente habían gobernado el país. Nariño entendió esos nuevos vientos y buscó salir del precario desarrollo que le habían dejado esos gobiernos del bipartidismo tradicional para intentar construir otras maneras de ser gobernados.
El entonces exguerrillero del M-19 Antonio Navarro Wolf marcó un hito en la historia de la izquierda colombiana cuando en 1994 ganó la alcaldía de Pasto con amplia ventaja frente a la conservadora Myriam Paredes. Al término de su periodo fue premiado como el mejor alcalde de Colombia. A su juicio, se generó cierta confianza en su manera de gobernar lo que permitió que el voto de opinión tuviera éxito en las elecciones locales.
Navarro despejó el camino a su sucesor Jimmy Pedreros Narváez, otro exmilitante del M19 elegido con el respaldo del movimiento Alternativa Democrática M-19 quien gobernó hasta el año 2000. Tuvo líos judiciales por la adjudicación del contrato para construir el estadio ¨la pastusidad’ y eso rompió la tendencia ascendente de la izquierda en la dirigencia local. Más adelante esa tendencia política se recuperó con el médico Eduardo Alvarado Santander quien ocupó la alcaldía entre 2001 y 2003 y repitió en el periodo 2008 -2011 avalado por el movimiento Opción Pasto
El empresario Harold Guerrero López hermano del primer alcalde de Pasto elegido mediante voto popular -German Guerrero López- llegó a la alcaldía a nombre del partido Cambio Radical. Su lema de campaña prometía ´Un empresario cívico y no un político cínico¨. Así marcó un distanciamiento de los políticos tradicionales que para entonces estaban y aún permanecen en el Congreso. Pese a la cercanía de Guerrero con el gobierno nacional -especialmente con el ex vicepresidente Germán Vargas- no pudo heredar su capital político al odontólogo Gustavo Núñez.
En ese momento la izquierda reconquistó la Alcaldía con el ex rector de la Universidad de Nariño Pedro Vicente Obando quien había sido congresista del Polo y se había postulado a través del Movimiento Ciudadano por Pasto, respaldado por firmas. Obando logró un gran apoyo de movimientos sociales que acompañaron su promesa de detener la privatización de la empresa de obras sanitarias de la ciudad. Transcurridos dos años y medio de su gobierno hoy cuestionan que varias dependencias hayan sido entregadas a parlamentarios regionales como cuotas burocráticas.
Así como Navarro abrió la senda para movimientos alternativos en la Alcaldía, el abogado Parmenio Cuéllar hizo lo propio en la Gobernación. Cuellar Bastidas fue militante del liberalismo pero llegó a la administración seccional en 2001 bajo el abrigo del Polo Democrático. Su elección se dio en una de las épocas más críticas para la región, no sólo por el marcado centralismo del gobierno nacional sino por las millonarias deudas del gobierno departamental a sus acreedores, trabajadores y pensionados. Su administración logró sanear fiscalmente el departamento, recuperar las rentas y liderar lo que se denominó "Plan Sur" que unió a los departamentos de Nariño, Cauca y Putumayo como propuesta de desarrollo alternativo para estas regiones ante la puesta en marcha del controvertido ´´Plan Colombia ¨.
La confianza que logró sembrar el dirigente Cuéllar fue cosechada por el académico Eduardo Zuñiga quien ganó la Gobernación avalado por el Movimiento Convergencia Popular. Una demanda de nulidad sobre su elección finalmente fue resuelta a su favor por el Consejo de Estado y cumplió su período.
En 2007 Antonio Navarro resultó elegido como gobernador tras enfrentarse a Germán Chamorro del Partido de la U quien estaba apoyado por la maquinaria tradicional de los congresistas regionales.
Con el legado de Navarro, su alto nivel de aceptación y la recuperación de procesos de participación ciudadana como los denominados ´cabildos´ no fue difícil que los nariñenses votaran por quien había sido su secretario de planeación. Así, el ex alcalde de Pasto Raúl Delgado Guerrero obtuvo la mayor votación en 2011.
Según la Misión de Observación Electoral -MOE- se evidenció en ese momento un alto nivel de participación de sufragantes (65.79% del potencial). En esa contienda, la alianza de los verdes, la ASI y los llamados “Progresistas” respaldó el movimiento por firmas Por Un Nariño Mejor. Esa coalición derrotó a candidatos de los partidos PIN y de La U.
La tendencia de romper con lo tradicional se mantuvo con el actual gobernador Camilo Romero quien lideró el movimiento juvenil ´Tienen huevo´. Su inédita votación (44 mil sufragios) lo llevó al Senado en 2015 por el Polo Democrático siguiendo la herencia política de izquierda de su padre el actual alcalde de Ipiales Ricardo Romero y de su tío, el fallecido dirigente Heraldo Romero. Llegó a la Gobernación avalado por una convergencia de la Alianza Verde y el Polo, además de sectores del conservatismo y del liberalismo. Estos últimos le han causado a Romero duras críticas de militantes de la izquierda regional.